Judíos ¿estamos al borde de la extinción?
La presión internacional de los sectores reformistas ha logrado posponer la ley de conversiones y el monopolio que la ortodoxia pretendía obtener de esta. Es altamente vergonzoso como a los ortodoxos poco y nada le preocupa la subsistencia del pueblo judío solo para obtener el dinero que las conversiones les generan. Esto solo deja en evidencia que a la ortodoxia no le interesa la integridad del pueblo judío y solo buscan convertir a un pueblo milenario en un club vip en el cual solo se entran con dos condiciones, tener sangre de madre judía o tener mucho dinero, sin mencionar los requisitos de aceptar con total sumisión su estilo de vida difamatorio, discriminador y homofóbico.
La decisión tomada por el gobierno Israelí de suspender dicha ley fue solo para apaciguar las aguas, ya que era evidente el colosal problema que ya les llegaba a las rodillas, pero la evidente complicidad entre el actual gobierno y la ortodoxia es innegable y cuando llegue el momento lo volverán a intentar, a menos que todos nos opongamos de manera firme y rotunda para que la presión internacional no los deje aprobarla. De aprobarse dicha ley más de la mitad del pueblo judío se quedaría fuera de este y dejaría de ser automáticamente judío, el 90% de los judíos dejarían de existir.
La ortodoxia ya no trata al judaísmo como un pueblo, lo está tratando como un asunto jurídico en el cual hay que presentar los papeles adecuados junto con una cuota excesiva de dinero, tener la sangre lo suficientemente pura y aceptar su modo de pensar, para poder acceder a él. Esta gente que no tiene derecho alguno para señalar con el dedo y decidir quién es judío y quién no y tampoco el gobierno de Israel a la hora de realizar los controles de judeidad para la aceptación de parte de la sojnut de la “ley del retorno” una ley que dicta que todo judío tiene el derecho de volver y obtener ciudadanía de su tierra milenaria, una ley en la que para acceder hay que presentar muchos requisitos algunos incluso tan ridículos y discriminatorios como el no estar en tratamiento psiquiátrico por depresión o ansiedad. El que se tenga que presentar un “certificado de judeidad” es risible y triste, ya que solo se aceptan certificados creados por rabinos ortodoxos o conservadores, dejando por fuera a los reformistas y por ende dejando por escrito en tales certificados una clasificación de que la persona que lo solicita, en el caso de ser hijo de matrimonio mixto, no es judío, solo un descendiente de un judío. (Cosa que ya deje en claro en el primer artículo que escribí “Destruyendo tabúes: hijos de matrimonios mixtos” que el judaísmo es tanto patrilineal como matrilineal, algo que ya me está cansando repetir pero lo haré hasta que esto no cambie)
Podrán firmar todos los papeles que quieran pero por más influencias y dinero que tengan jamás van a tener el divino derecho de expulsar del pueblo de Di-s a más de la mitad de quienes lo integran. Esta gente ha demostrado no ser realmente judía, el comportamiento de un judío no debe ser así, sus valores y creencias no están en nuestro código de conducta ni mucho menos en la Torá.
Pueden creerse dioses, pero son solo ancianos tacaños y con delirio de poder.
No puedo dejar de pasar de lado que los ortodoxos fueron los que en su comienzo se negaron a la creación del estado de Israel y que incluso muchos siguen siendo antisionistas. Esta gente que se niega rotundamente a servir en tan solo tres años en las FDI que tantas veces les han de haber salvado el trasero tienen el atrevimiento de escupir al suelo al ver pasar a un pobre muchacho o muchacha de entre 18 y 21 años que arriesgan sus vidas día a día solo para que ellos sigan cobrando sus subsidios del gobierno para que se queden cómodos en sus casas tergiversando la Torá a su antojo, mientras los demás dedicamos nuestras vidas a proteger la verdadera integridad de nuestro pueblo.
En lo que va desde que comencé a escribir artículos tabúes y chocantes para nuestro pueblo, asuntos fuertes pero necesarios de ser tratados y reformados ha habido varias personas y entidades que tuvieron la osadía de intentar silenciarme, un objetivo sumamente complejo ante mi persona y más aún ante las ideas justas y modernas que defiendo y seguiré defendiendo aunque así quede tan solo un solo judío justo en la tierra.
Muchas personas me han subestimado y faltado el respeto por defender ideas más grandes de las que sus mentes eran capaces de comprender. Estas personas ortodoxas, en gran medida, e incluso gente de religiones y sectas altamente cuestionables como ser evangelistas y mesiánicos cometieron el mismo error pero les aseguro que tarde o temprano por mí o por los que vendrán después de mi en futuras generaciones lo van a lamentar, ya que si de algo estoy seguro es que en un futuro no muy lejano terminarán por cambiarse las cosas que tanto denuncié que hoy día nos están destruyendo como pueblo y como personas.
El intento de callarme parece ser normal para personas con falta de argumentación en sus ideas, muchas de las cuales se esconden detrás de pantallas sin mostrar su verdadera identidad. Es lógico que en la postura retrógrada en la cual se encuentran a las instituciones les resulte más fácil evadir, insultar, difamar e incluso excluir antes que discutir como personas decentes.
Pero como dice el Hidalgo Don Quijote de la Mancha “¡Ladran Sancho, es señal de que cabalgamos!”
¿Cómo puede un pueblo milenario transformase de forma tan abrupta, triste y gris en una institución, en un club vip que apoye ideas racistas como la “ley del vientre” y fomentan la homofobia, ambas conductas ilegales y que van en contra de los derechos humanos? ¿Puede ser “pluralista” un movimiento que discrimina, insulta y ataca a todo el que no sea igual a ellos? Eso es hipócrita de parte de la ortodoxia y de parte de los movimientos tanto seculares como conservadores que no hacen más que mirar, sentados desde sus cómodas posiciones, cómo nuestro pueblo se viene al muere. Miles y millones de judíos se pierden cada año por el simple hecho de que un anciano en bata y barba les dicen que no son judíos por nacer de una madre goy ¿Dónde en la Torá se vio tal criterio? ¡Casi ninguna matriarca fue judía!
Y el judío que no hace nada para detener esto, el que no hace siquiera un mínimo gesto de protesta es tan cómplice como quienes apoyan estas atrocidades. Porque como dijo Elie Wiesel, sobreviviente de la Shoá, “puede que haya ocasiones en las que uno no tenga el poder suficiente para detener una injusticia, pero nunca debe haber un momento en el que no protestemos al respecto”.
¿Puede ser pluralista una secta de fascistas que dice que hay que exterminar a los homosexuales (ya que la Torá alienta a la procreación) pero que irónicamente por su culpa se perdieron y se van a perder con cada década miles de judíos, superando incluso a los números de judíos masacrados en la Shoá? ¿Esta gente cree que entre los seis millones de judíos masacrados por los nazis estos se tomaban la molestia de preguntar si uno era hijo de matrimonio mixto o no? ¡Obviamente que no! Podría con este criterio hacerles una pregunta que pondría en jaque tanto al gobierno israelí como a los judíos dentro y fuera de la diáspora, pero esta pregunta me lastimaría incluso a mí. Hace poco leí un artículo del diario Aurora donde se dice que según las nuevas estadísticas, en la actualidad, hay menos judíos de los que había antes del Holocausto, quiero creer y le ruego a Hashem que esta estadística esté parcialmente equivocada al no contar en sus encuestas a los hijos de matrimonio mixtos. Esto no es judío, estos no son los valores que la Torá nos pide que pongamos en práctica. Esta gente y los que lo apoyan, sin saber siquiera por qué, no tienen el más mínimo respeto por las tradiciones de la Torá, el Talmud, el Pirkei avot (ética de nuestros padres) y todos los libros sagrados de nuestro pueblo, no conocen e ignoran los valores de vida que allí se enseñan.
A mí no me intimida ningún tipo de hombre, no me importa la posición social que tenga, no me interesa la posición institucional o el cargo que tenga dentro del pueblo judío, pero a mí no me van a callar, ni a faltar el respeto, ni a mí ni a los millones de judíos que conformamos a este pueblo, porque yo velo por los millones de judíos que desaparecen cada año mientras esa gente está bien cómoda en sus puestos cobrando dinero y haciendo de un pueblo milenario una secta fascista, un club privado al que solo se entra con tener la sangre lo suficientemente pura. Y que conste que yo tampoco respeto la sangre, yo respeto a las personas por los valores que esta maneja y creo que todos los judíos debemos comenzar a tener la misma actitud.
Dios prometió a Abraham que no destruiría Sodoma, si pudiera encontrar diez hombres justos, tengo fe de que en el judaísmo habrá muchos más.
¡Salgan y protesten!
Y les insto a que compartan mis artículos, estos temas tienen que trascender, escriban sus propios artículos si es necesario. Siendo UNO como Hashem es UNO triunfaremos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario